miércoles, 21 de enero de 2015

Fortuny: Un piojoso



Mariano Fortuny: Un piojoso. 




 Mariano Fortuny Marsal 

                                  (Reus 1838 - Roma, 1874) 

Un piojoso

Aguafuerte 17 x 11 cm.  MNAC Barcelona




A Mariano Fortuny (Reus 1838 - Roma 1874) se le considera el pintor español más importante del s. XIX después de Goya. Formado en Barcelona y Roma, viaja a Marruecos como cronista gráfico de la guerra que allí tenia lugar, integrándose en el regimiento de su conciudadano Juan Prim, también natural de Reus.

M. Fortuny: Autorretrato (1858 circa
Óleo sobre tela 62,5 x 49,5 cm. MNAC, Barcelona  
La luz de África cautivará a Fortuny, que a partir de aquí crea un estilo propio, inundado de luz y de planicies abiertas y mercados coloristas. Allí se desprende del exceso de academicismo y plasma diversos aspectos de la población del Magreb, iniciando una pintura orientalista que pronto será seguida por otros pintores del momento (Tapiró, Galofre...). También inmortaliza algunas batallas como la de Tetuán o la de los Castillejos en cuadros de gran formato, de gran dramatismo épico. 

De esta época data este aguafuerte, de la que se disponen de muy pocos ejemplares originales. Representa a un marginado, probablemente un mendigo o un refugiado por la guerra, harapiento y semidesnudo, que se rasca al tiempo que se desprende de su ropa, frotándose con ella.  Se trata de un piojoso, como indica el título del aguafuerte, aunque en este caso no parasitan el cuero cabelludo. El personaje representado Sufre una infestación de piojos del cuerpo (Pediculus corporis o Pediculus vestimentorum). Esta enfermedad  cursa en epidemias en circunstancias de notoria falta de higiene y hacinamiento (campos de concentración, cárceles, migraciones masivas). En estas circunstancias los piojos anidan y ponen sus huevos entre las costuras de la ropa y sobreviven succionando la sangre de los huéspedes, provocando un intenso prurito.

Probablemente Fortuny tuvo que ver muchos tipos así durante la guerra de Marruecos y no es raro que tomara este caso como motivo de inspiración, hallando en él el símbolo más claro de la miseria que indefectiblemente sigue a todas las guerras. 




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