martes, 31 de marzo de 2015

La barba de Dios




 Miguel Angel Buonarroti 
(1475-1564)

Dios creando el Sol y la Luna

Capilla Sixtina, Vaticano. 



Hemos insistido en varias ocasiones sobre la importancia del simbolismo del pelo, y la barba no es una excepción. De lectura polisémica, la barba nos transmite numerosos mensajes.

La representación de Dios Padre en el catolicismo es bastante menos frecuente que la de Dios Hijo y se acostumbra a referir al Dios Creador. Su imagen incide en la idea de la preexistencia de Dios antes de todas las cosas y por lo tanto en la idea de la eternidad (Padre Eterno) . Por lo tanto se le representa como un viejo, si bien en pleno vigor, como corresponde a su omnipotencia. Su atributo más destacado es una gran barba blanca y los cabellos también canosos. Su imagen se inspira en el Anciano de Días de la visión de Daniel: un hombre viejo y venerado sentado en el trono del juicio. 

"Estaba viendo, cuando unos tronos fueron colocados, y se sentó un Viejo venerable. Su vestido era blanco como la nieve, su cabello, limpio como la lana. Su trono eran llamas de fuego; las ruedas un fuego incandescente. 
Un río de fuego brota, salido de delante de él. Mil miles lo servían, la asistían diez mil miríadas. El tribunal tomó asiento y fueron abiertos los libros."
(Daniel 7: 9-10) 



Escultura de alabastro representando a Dios Padre, c
on larga barba y el orbe bajo la mano izquierda.
Museu d'Art. Girona. 

La iconografía del Dios cristiano deriva pues sobre todo del Antiguo Testamento. Como que la representación de Yahvé estaba prohibida en el judaísmo y no hay ningún antecedente gráfico previo toma su imagen del Anciano del Libro de Daniel. 

Dios, con barba blanca y la tiara papal, 
insufla el alma al hombre que acaba 
de crear modelando el barro.
Vidriera de una iglesia de Occitania. 
Otra idea que suele subrayar las diferentes  representaciones de Dios Padre es la del poder. Podemos encontrarlo con atributos de poder terrenal (corona de rey o tiara de papa, orbes en la mano...). Tales atributos son en sí  incongruentes y anacrónicos, pero estaban más dirigidos a dignificar (o semi-deificar) la figura de reyes y papas, que a la propia imagen de Dios, que por sí misma ya ocupa la máxima escala jerárquica. Presentar a Dios investido con la tiara introducía la idea de que los papas (que eran los que llevaban la tiara) eran los auténticos representantes de Dios en la Tierra. Y algo similar pasaba con la corona: los reyes gobernaban los pueblos por designación divina. 



Botticelli. Coronación de la Virgen.
Dios, tocado con la tiara, corona a María como Reina del Cielo. 

Un atributo frecuente es la de representar a Dios con un triángulo y un ojo central sobre su cabeza, a modo de nimbo. Su simbolismo es el del "ojo que todo lo ve" y el triángulo, una probable alusión a la Trinidad. Algunos ven en el símbolo del ojo una reminiscencia del "ojo de Horus" egipcio, un ojo mágico que también lo veía todo y era signo de protección divina. 

Intentando vislumbrar si hay alguna influencia de la cultura grecorromana en la imagen del Dios Padre cristiano, encontramos que es, en todo caso, muy escasa. Como rey del cielo se le asimilaría a Zeus (Júpiter romano). Sin embargo, a pesar de que a Zeus se le representa barbado, no siempre es de barba cana, ya que en el mito, Zeus pertenece a la tercera generación de dioses (es hijo de Crono y éste a su vez de Urano), por lo que la eterna preexistencia queda muy diluída en este caso.


Pieter de Grebber (1645): Dios Padre, con luenga barba blanca
recibiendo a Cristo en el cielo, tras su Pasión y Muerte. 

Además de representarlo como monarca o papa, algunas veces se le representa como sumo sacerdote de la religión judía. No en vano Dios Padre (Yahvé) es común a las dos religiones en el Viejo Testamento, donde tiene un protagonismo mayor. Como sumo sacerdote, tocado con la mitra judaica lo encontramos, por ejemplo,  en el cuadro de la Trinidad del Greco.

El Greco: La Trinidad. Museo del Prado.

La mayor parte de las representaciones de Dios Padre la hallamos precisamente formando parte de representaciones trinitarias, junto al Hijo y al Espíritu Santo. Estas representaciones pueden disponerse bien horizontalmente  (las dos figuras antropomorfas de Padre e Hijo forman una cierta simetría) o bien verticalmente. Este último caso  es conocido habitualmente en el arte cristiano con el nombre de Trono de Gracia

Pere Joan (1394-1458) Dios Padre. MNAC, Barcelona. 

En cualquier caso, la poblada y larga barba blanca - acompañada o no de otros signos identificativos - es un atributo constante y ya inseparable de la iconografía del Dios creador cristiano. 







lunes, 30 de marzo de 2015

Gaspar Casal y la pelagra








 Francisco de Goya

El médico 
(1634)

Óleo sobre lienzo 136 x 167 cm 
Museo del Prado, Madrid


Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, 1746 - Burdeos, 1828) fue un pintor y grabador español a caballo entre el s. XVIII y el XIX. Su personal estilo revolucionó la pintura artística y supuso no sólo el inicio del Romanticismo sino también el nacimiento de la pintura contemporánea. 

Entre los cartones para tapices de Goya encontramos éste, titulado El médico. Fue diseñado por Goya para la realización de un tapiz decorativo destinado al dormitorio de los Príncipes de Asturias. En esta obra el autor, preocupado por reflejar la luz de las distintas estaciones del año, se anticipa el impresionismo. Muestra los personajes agrupados frente a la hoguera en un crepúsculo de invierno. Las figuras, iluminadas a la luz de la lumbre, nos recuerdan algunas escenas de Bassano y Tintoretto.  La capa del doctor ocupa buena parte del cuadro y centra toda la atención, mientras dos estudiantes aparecen al fondo. 

Suele identificarse la figura de este médico con Gaspar Casal (Girona, 1680 - Madrid, ) uno de los más brillantes representantes médicos de la Ilustración. Formado como médico en Sigüenza, aprendió botánica y ciencias naturales con Juan Manuel Rodríguez de Luna, boticario del papa Inocencio XI. Tras un breve período en Madrid, se instaló en Asturias, donde residirá durante 34 años. En 1720 es nombrado médico de la ciudad de Oviedo y en 1729 médico del Capítulo de la Catedral.


Durante esta etapa, Casal mantiene amistad y correspondencia con importantes intelectuales de la época, como el P. Benito Feijoo y el P. Sarmiento y realizó interesantes descripciones de Historia Natural, como el ámbar asturiano, así como contribuciones al estudio y taxonomía de la flora del Principado.

Grabado de la obra Historia Natural y médica del Principado
de Asturias
(1762) representando las alteraciones cutáneas de
la pelagra. Obsérvese el collar de Casal, alrededor del cuello
y la afectación de la cara dorsal de manos y pies. 

Pero su principal aportación la realizó en el año 1730, describiendo una nueva enfermedad que denominó "el mal de la rosa", y que posteriormente fue conocida como pelagra, nombre derivado del italiano 

"pelle agradenominación propuesta por el médico milanés Francesco Frapolli en 1771. 

Casal describe sus teorías médicas en el libro Historia Natural y médica del Principado de Asturias, que se publica en 1762, tres años después de su muerte. En esta obra analiza las influencias climáticas de la región según las teorías hipocráticas con numerosos comentarios sobre sus observaciones de la flora (describe el visco corylino o muérdago de roble) y mineralogía (concepto de sal). Describe también las principales enfermedades endémicas de la zona como los gusanos intestinales, los cálculos de los riñones y los ataques histéricos, entre otros, que ilustra con historias clínicas y observaciones personales. Destaca las enfermedades que considera más endémicas de Asturias: la sarna, la lepra y el mal de la rosa o pelagra. Aquí es donde describe con todo detalle el llamado Collar de Casal y la afectación psíquica. Casal establece las bases del concepto de enfermedades carenciales y defiende un empirismo racional, es decir, basado en la observación clínica unida a las ciencias básicas, la química, la anatomía y la descripción histórica natural del ambiente.


En 1751 Casal volvió a Madrid, ya que fue nombrado médico de cámara del rey Fernando VI y más tarde, Protomédico. Durante su estancia en la Corte, el doctor Gaspar Casal se relacionó  con Thiery, médico de Luis XV de Francia, que dió a conocer la obra de Casal a la facultad de Medicina de París, incorporándose desde entonces a la ciencia médica universal. Sauvages, médico y botánico de Montpellier (1706-1767) incluyó el mal de la rosa en su clasificación de las enfermedades Nosologia Methodica, en el cuadro de las caquexias, con el nombre de Lepra Asturiensis. 

Gaspar Casal murió en Madrid en 1759 siendo enterrado en secreto en la parroquia de san Sebastián de esta ciudad. 















sábado, 28 de marzo de 2015

San Isidoro. Etimologías







 Bartolomé Esteban Murillo 
(Sevilla, 1617-1682)

San Isidoro de Sevilla 
(1655) 

Óleo sobre lienzo 193 x 165 cm 
Sacristía Mayor. Catedral de Sevilla



Bartolomé Esteban Murillo era llamado el pintor de conventos, por el gran número de obras que le fueron encargadas con destino a los conventos e iglesias de Sevilla. La obra que nos ocupa fue encargada para la Sacristía Mayor de la Catedral hispalense por el arcediano Juan Federigui. Forma pareja con otro cuadro que representa a San Leandro. 

San Isidoro (560-636) fue un destacado eclesiástico, erudito y obispo de Sevilla, por lo que Murillo lo representa rodeado de libros y ataviado con los atributos episcopales (capa pluvial, mitra y báculo). Parece ser que para su realización Murillo tomó como fidedigno modelo a licenciado Juan López Talván, muy conocido en la ciudad. 

Entre las obras de Isidoro de Sevilla destaca las Etimologías, una obra enciclopédica Etimologias. En ella el libro IV De medicina, recopila buena parte del saber médico clásico. El capítulo VIII está dedicado a las enfermedades de la piel (De morbis qui in superficie corporis videntur). Allí encontramos términos que todavía utilizamos, como Alopecia, erisipela, lepra, prurigo, scabies, ulcus, impetigo, furunculus, papula, pustula, anthrax o unguentum. 


Algunas definiciones son curiosas:   

"Furunculus est tumor in acutum surgens, dictus quod fervet, quasi fervunculus"
(El furúnculo es un tumor agudo y prominente, y como que 'hierve' se le llama 'fervunculus' 
La alopecia, por ejemplo, deriva de la palabra griega antigua “αλωπεκια” (alopekía), que a su vez deriva de “αλωπεξ” (alópex) que significa zorra pequeña. Estos animales mudan de pelo dos veces al año, y durante este proceso presentan zonas desprovistas de pelo o calvas. Por similitud se dió este nombre a la caída de cabello en los humanos, y desde entonces ha conservado este nombre. En las Etimologías, San Isidoro comenta:  

"Alopecia es la caída del cabello circunscrita (...) denominada así por la similitud con la mudanza del pelo en las zorras jóvenes, a lo que los griegos llaman alopexa"

Otros comentarios hacen referencia al cáncer: 


"El cáncer se llama así por asemejarse a este animal marino (cangrejo)"

o al origen de la palabra lentigo: 

"Lentigo es la formación de una pequeña mancha redondeada, llamada así por parecerse a una lenteja"

En las Etimologías, San Isidoro nos aclara de donde derivan muchas palabras que los dermatólogos usamos cotidianamente.




viernes, 27 de marzo de 2015

Vello corporal y propaganda nazi








Cartel de propaganda nazi 
(1941 circa

Papel impreso



Tras la ocupación alemana de Polonia (septiembre de 1939), Bélgica, que hasta aquel momento había mantenido una estricta neutralidad, se vio obligada a entrar en la guerra (mayo de 1940) al ver invadido una parte de su territorio (durante la llamada operación Falb Gelb). Tras 18 días de combate, el rey Leopoldo III se rindió, el ejército alemán se apoderó del país, el gobierno belga se exilió a Londres y únicamente conservó bajo su mando el territorio del Congo Belga. 

Durante la guerra, algunos partidos belgas de corte fascista colaboraron con los alemanes (DeVlag, Unión Flamenca, y Verdinasoen Flandes; Partido Rexista en Valonia). Los ocupantes intentaron estimular el natural filogermanismo de los flamencos y el sentimiento antisemita, que estaba muy vivo en el país. 

Para eso realizaron una intensa campaña propagandística. A esta campaña pertenece el presente cartel, redactado en idioma flamenco, en el que un judío caricaturesco con una bandera británica en el pecho intenta agarrar con su mano diversos territorios europeos (Países Bajos, Frisia, Inglaterra...), a lo que los batallones de las SS alemanas contestan:  
"Ons antwoord. Het geweer ter Hand" 
(Nuestra respuesta: Sostener el fusil en nuestras manos

El judío muestra su brazo velludo con los dedos transformados en garra. Y ahí está la propaganda subliminal, el sutil mensaje a trasmitir. El vello corporal es considerado simbólicamente como un atributo peyorativo, de animalidad (y más todavía si se asocia a una garra). Esto era la idea que se quería subrayar: según la concepción nazi, los judíos no eran exactamente humanos, sino que estaban a medio camino entre el hombre y las bestias. Obsérvese en cambio la total ausencia de vello de los SS alemanes, auténtica apología de la raza aria.

El cartel termina proponiendo: 
 Vlamingen: Alle in de SS Langemarck       (Flamencos: Todos a la SS Langemarck)
El objetivo del cartel era alistar muchachos flamencos a los batallones Waffen-SS. El objetivo, en cierto modo, se consiguió. Se reclutaron dos batallones: la 28ª División de Granaderos SS Voluntarios y la 27ª División de Voluntarios SS Langemarck (que era la que proponía el presente cartel) 

Entre 1942 y 1944 fueron deportados unos 25.000 judios al campo de concentración de Auschwitz (de los que sobrevivieron menos de 2.000). Otras 20.000 personas fueron escondidas por las fuerzas resistentes. 



La propaganda antisemita alcanzó incluso los libros de cuentos infantiles.
Obsérvese, en este dibujo de uno de ellos, que el "judío errante"
tiene pelos en la mano y la barba y el cabello con greñas
y en desorden, signos sugestivos de maldad 

jueves, 26 de marzo de 2015

Fue Franklin el primero en describir la psoriasis?


J.S. Duplessis. Retrato de Benjamin Franklin (1785)



Joseph Siffred Duplessis
(1725 -1802)

Retrato de Benjamin Franklin
(1785) 

Óleo sobre tela
Smithsonian National Portrait Gallery, Washington



Joseph Siffred Duplessis fue un pintor francés que se especializó en la realización de retratos. Había nacido en Carpentras (cerca de Aviñón) y tras realizar estudios en Roma y Lyon, se instaló en París (1725), donde fue admitido en la Académie de Saint-Luc. 

Muchos de sus retratos de personajes célebres alcanzaron la fama, popularizándose en grabados y reproducciones. Entre ellos hay que recordar los de la Delfina (1771); del rey Luis XVI con ropa de coronación (1776); el del compositor Gluck (1775); los del financiero Necker; o el del conde Angiviller. 

Pero entre todos ellos destaca este retrato de Franklin, tal vez el más representativo y conocido de los que se hicieron. Este retrato fue reproducido múltiples veces en grabados en sellos y también en los dólares de papel. 


Benjamin West:
Benjamin Franklin descargando electricidad del cielo (1816 circa)
Philadelphia Museum of Art


Benjamin Franklin (1706 - 1790) fue un científico, inventor y político estadounidense considerado uno de los padres fundadores de su país, al firmar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Su obra como científico fue muy relevante. Destacó en la investigación de la electricidad. A él se deben inventos como el pararrayos, el horno de Franklin o chimenea de Pensilvania, las lentes bifocales, uno de los primeros catéteres flexibles o el cuentakilómetros. 

Conocemos muchos datos sobre la vida de Franklin ya que comenzó a escribir su autobiografia a los 40 años. Era miembro activo de la masonería y mantuvo también múltiples actividades filantrópicas, como la creación de la   primera biblioteca pública de Filadelfia, la fundación del primer hospital de la ciudad y la de la Universidad de Pensilvania. 


Benjamin Franklin en Londres (1767)

Sus notas autobiográficas también nos han dejado el testimonio de sus enfermedades, especialmente diversas alusiones a su psoriasis en los años 1777 y 1780. En aquel momento, la psoriasis todavía no estaba bien individualizada como enfermedad. Franklin se refería a su psoriasis como caspa (y a veces como Scurff) lo que significa la presencia de finas escamas secas o placas. También se quejaba en algunas ocasiones de prurito y dolor. Al parecer sufrió repetidos brotes de bastante intensidad. A él se debe una minuciosa descripción de la enfermedad, bastantes años antes de que fuera descrita por Robert Willan (1808) y Ferdinand von Hebra (1841), por lo que no falta quien considera que Franklin fue quien describió realmente esta enfermedad, avant la lettre


The Scurf appears to be compos’d of extreamly thin Scales one upon another, which are white, and when rubb’d off dry, are light as Bran. When the Skin is clear’d in the Bath, it looks red, and seems a little elevated above the sound Skin that is around the Place; but it is not sore: And in a few Hours after, it becomes dry, and feels stiffned  as it were with the first thin Coat of the new Scurff. . . . The fine Lamina seem to be formed one under another, and not to make an united thick Substance by adhering together. In rubbing them off they separate, like Talc, each having a Polish that shines.   
(Franklin 1777).

He aquí algunos otros escritos de Franklin sobre su psoriasis, en la que vuelve a describir algunos aspectos clínicos y señala su periodicidad estacional: 


1777

I first observ'd a kind of Scab or Scurff on my head, about the Bigness of 
a Shilling [in the early 1770s]. Finding it did not heal, but rather increas'd 
I mention'd it to my Friend Sir J.P. who advis'd a mercurial Water to wash 
it, and some Physic. It slowly left that Place but appear'd in other Parts of 
my Head.

[In 1776] I went to Canada. On the passage I suffer'd much from a number 
of large Boiles. In Canada my Legs swell'd and I apprehended a Dropsy. 
Boils continu'd and harrass'd me after my Return, but the Swelling of my 
Legs pass'd off. The Boils however left round them a kind of dry Scab or 
Scurfiness, which being rubb'd off appear'd in the Form of white Bran.

. . . In my Passage to France Nov. 1776 I lived chiefly on Salt Beef, the 
Fowls being too hard for my Teeth. But being poorly nourish'd, I was 
very weak at my Arrival; Boils continu'd to vex me, and the Scurff 
extending over all the small of my Back, on my Sides, my Legs, and my
Arms, besides what continued under my Hair, I apply'd to a Physician,
who order'd me Bellosto's Pills and an Infusion of a Root...  

I took the Infusion a while, [but] it being disagreable, and finding no
Effect I omitted it. I continu'd longer to take the Pills; but finding my 

Teeth loosning and that I had lost 3, I desisted the Use of them.
I found that bathing stop'd the Progress of the Disorder. I therefore took 
the Hot Bath twice a Week two Hours at a time till this last Summer. 
It always made me feel comfortable, as I rubb'd off the softned Scurff 
in the warm Water; and I otherwise enjoy'd exceeding good Health.

. . . In July the Disorder began to diminish, at first slowly, but
afterwards rapidly; and by the Beginning of October, it had quitted
entirely my Legs Feet Thighs, and Arms, and my Belly, a very little
was left on my Sides, more on the small of my Back, but the whole
daily diminishing. I observ'd that where there was no Redness under
the Scurff, if I took it once off it did not return. I had hardly bath'd in 

those 3 Months. I took no Remedy whatever and I know not what 
to ascribe the Change to, unless it was the Heat of the Summer, which 
sometimes made me sweat, particularly when I exercis'd. I had five 
Boiles just before the Amendment commenc'd, which discharged a
great deal of Matter. And once my Legs began to swell.



October 3rd 

I ate no Breakfast, but a hearty Dinner, and at Night found my Back 
itch extreamly near the Shoulders which continues to day the 4th. 
I ate some Salted Beef at Dinner yesterday but not much. I wish the 
Cool Weather may not bring on a return of the Disorder.




October 4. 

The Itching continues, but somewhat abated.


October 6. 

Drank but one Glass of Wine to day; the Itching almost gone. I

begin to think it will be better for me to abstain from Wine. My

Dinner to day was Mutton boil'd and Fowl, with a good deal of
Fruit.



October 12. 

I have lately drank but little Wine. The Itching has not return'd. 
The Scurff continues to diminish. But yesterday I observ'd my 
Ancles swell'd. I suppose my having us'd no Exercise lately may 
be the Cause.


January 14, 1779.

The Swelling above mention'd continu'd some few Weeks, being 
greatest at Night, my Complexion at the same time not fresh; at
length the Itching return'd, and a new Set of Eruptions of scurfy
Spots appear'd in many Parts of my Body. My Back had never been
entirely clear'd and the Scurf began to increase there and extend
itself. But it is not yet so bad as it has been, and it seems to spare
the parts that were before affected, except in my Back. The Swelling
has left my Legs, which are now as dry and firm as ever, and I feel
myself otherwise on perfect health, and have as much Vigour and
Activity as can be expected at my Age. So that I begin to be more
reconcil'd to this troublesome disorder, as considering it an Effort
of nature to get rid of Peccant Matter, that might if not so discharg'd, 
break up my Constitution.



January 16, 1780. 


I have enjoy'd good Health ever since the last Date. Towards the 
End of the Summer most of the Disorder in my Skin disappeared, 
a little only remaining on my left Arm, a little under each Breast, 
and some on the small of the Back. I had taken at different 
times a good deal of Dr. Pringle's Prescription; but whether that 
occasion'd the Amendment, or whether it was the Heat of the 
Summer as I suppos'd in October 1778, I am uncertain. The disorder
seems to be now increasing again, and appears upon my hands. I am
otherwise well; my Legs sound; To-morrow I enter my 75th Year. ·