jueves, 23 de julio de 2015

Quevedo, la sífilis y el Hospital de Antón Martín (y VI) Los tratamientos







Ángel Díaz Sánchez
(1859-1938)

Estatua de Francisco de Quevedo  


Escultura en piedra que estaba
destinada a la Glorieta de Quevedo de Madrid   




Sobre el tratamiento de la sífilis

Quevedo se refiere también a algunos tratamientos antisifilíticos usados en aquel tiempo. Ya hemos visto como alude en algunos versos al tratamiento de la sífilis  con diaforéticos y sudoración, especialmente en el poema Cura una moza en Anton Martín la tela que mantuvo del que ya tratamos. Encontramos también alusiones a esta terapia en otros muchos romances: 
"Fecha en Toledo la rica, 
dentro de un pobre hospital, 
donde trabajos de entrambos, 
empiezo agora a sudar" 
("Respuesta de la Méndez a Escarramán": Con un menino del padre...)
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"Halló al cabo un escarpín 
que, sin estar resfriado, 
tomando estuvo sudores 
seis meses en tus zancajos
("En la simulada figura de unas prendas ridículas, burla de la vana estimación que hacen los amantes de semejantes favores": Cubriendo con cuatro cuernos...)
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"celda sin salida  
de escondida alcoba: 
entre con sudores 
adonde los toman
("Refiere un suceso suyo, donde se contiene algo del mundo por dentro": Érase una tarde...)

Otro tratamiento muy en boga eran las unciones mercuriales, una de las terapias más habituales en el s. XVII:
"si no veráste comido 
de tías, madres y suegras 
sin narices y con parches,  
con unciones y sin cejas"
(Romance de la Roma roma, hablando con perdón")

Otras veces, el mercurio se aplicaba en otro tipo de preparación tópica, los emplastos:

"...con emplastos de cerote" 
("Vida y milagros de Montilla": En la casa de las sardinas...)

Un tercer remedio, la zarzaparrilla, originaria de Sudamérica, había sido introducida por los españoles:

"A Marica la Chupona 
las goteras de su cama 
la metieron la salud 
a la venta de su zarza"
("Marica la Chupona")


En otros versos encontramos alusiones a la zarzaparrilla y a las unciones mercuriales. Debía ser frecuente alternar ambas terapias: 
"...La grana se volvió en granos, 
en flor de lis el rosal, 
su clavel zarzaparrilla, 
unciones el solimán" 
("Cura una moza en Antón Martín la tela que mantuvo":Tomando estaba sudores...)

También se burla de algunas novias que aportan la sífilis al matrimonio:   


"...y seis libras de zarza, llevó en dote"  
("Casamiento ridículo": Trataron de casar a Dorotea...)

La terapia combinada (unciones de mercurio, zarzaparrilla y sudores) aparece en algunos casos:   
"...con un emplasto de tías, 
de amigas con una unción,  
de los propios güesos saca 
la moneda sin sudor..."  
("Cartel que pone una moza contra resistencias del dar": Aquí ha llegado una niña...)


Sin embargo, Quevedo no ignora los posibles efectos adversos de la terapia mercurial, como la estomatitis y la caída de dientes:  
"Ayer se descalabró 
las muelas en unas pasas 
y en un bizcocho sus dientes 
como en pantano se atascan" 
("A Marica la Chupona")


"...una bocaza de infierno, 
con sendos bordos por labios, 
donde hace santa vida 
un solo diente ermitano"
("Cubriendo con cuatro cuernos")

En los casos incipientes, en los que únicamente aparecía un chancro prepucial, se practicaba la circuncisión:  


"... condenados tiene 
a dos a circuncisión"
("A Marica la Chupona")


A pesar de la alta incidencia de la sífilis, pesaba sobre ella un terrible estigma. Era una "enfermedad vergonzante" y los que presentaban síntomas evidentes o se veían obligados a llevar parches para tratar la enfermedad, intentaban disimularlo: 
".. La Chaves, Dios la dé gloria, 
me parece que la miro 
pasar parches por lunares 
y gomas por sarpullido" 
("Sentimiento de un jaque por hallar cerrada la mancebía": Anasco el de Talavera...)


"...unos parches que tenía 
le pregunté si eran parches 
y respondió zahareña 
que no eran sino lunares " 
("Pinta el suceso de haber estado una noche con una fregona": Ya que al hospital de amor...)




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