domingo, 6 de septiembre de 2015

Lavarse sin jabón


Dos atletas en el baño. El de la izquierda vierte aceite perfumado para ungirse
y el de la derecha procede a secarse con un lienzo. Altes Museum, Berlín





Escena de baño
(s. V a.n.e.) 

Cerámica negra de figuras rojas 
Altes Museum, Berlin. 




Los antiguos no conocían el jabón. Aunque una leyenda atribuye el descubrimiento del jabón a los galos, hay pocos datos fidedignos al respecto. Lo cierto es que el jabón aparece en Europa de la mano de los árabes, bien entrado el s. VIII d.n.e. 

Entonces,  ¿cómo se lavaban los antiguos? ¿Sólo con agua? ¿O recurrían a otros métodos? ¿Cómo eran las prácticas de higiene en el mundo clásico? 

La higiene, entre los griegos y romanos era algo muy importante. No podía ser de otro modo, ya que una buena parte del día lo pasaban en las termas. Una de las dependencias de las termas era, precisamente, la palestra, donde se practicaban diversos ejercicios. Lo que hoy llamaríamos gimnasio o sala de fitness. 


Izquierda: Aríbalo corintio. Museo de Huelva. Derecha: Aríbalo. Museu Arqueològic de Catalunya (Empúries)

Detalle de la escultura de un efebo que
sostiene en sus manos un recipiente con aceite.
Altes Museum, Berlín

Tras los ejercicios de la palestra, es lógico que los atletas, sudorosos, necesitaran una buena ducha. Para limpiarse bien se untaban el cuerpo con aceitemás o menos perfumado. El coste del aceite era diverso (como sucede hoy con los cosméticos) atendiendo a su calidad y aroma. En general, cada uno llevaba su aceite, en una especie de recipientes esféricos, llamados aríbalos, que solían llevar colgados a la cintura.  En caso de pertenecer a una clase social modesta y no llevar aceite propio, podían recurrir al un aceite básico, que les suministraba el entrenador de las termas, el magister. No debía ser ni perfumado ni de extrema calidad, pero por lo menos servía para limpiarse. 

Tras untarse con el aceite, frotaban su cuerpo con una fina arena, con finalidad abrasiva. Es de suponer que también existían diferencias de calidad en esto. Luego la mezcla de sudor, suciedad, aceite y arena era retirada con un aparato especial, el estrígilo.  

En ocasiones, la arena era sustutuída por cenizas (un claro precursor del jabón). Los egipcios usaban el natrón, una mezcla natural de carbonatos y bicarbonatos con múltiples aplicaciones. Para los egipcios, usándose por ejemplo en el proceso de momificación o para elaborar piezas de fayenza. 




Estrígilo (Altes Museum, Berlín) 
Estrígilo (Museo Cívico, Canosa) 
Estrígilo. Museu Arqueològic de Catalunya (Empúries)


Conjunto de estrígilos (Museo de Trípoli, Libia)



El estrígilo (griego ξύστρα, latín strígilis) era un raspador de metal largo y fino. Tenía la forma parecida a una hoz, pero sin filo. Estaba dotado de un mango y de una parte metálica acanalada, una especie de espátula curva semicircular. Al frotar la piel con el estrígilo se eliminaban los restos de suciedad. Las materias liposolubles habían sido disueltas por el aceite y las hidrosolubles por el agua. La arena realizaba una fina abrasión, un peeling, desprendiendo las células muertas epidérmicas. Por otra parte el aceite restituía el manto ácido cutáneo y tenía finalidades emolientes. Además - en caso de estar perfumado - tenía una finalidad desodorante. El resultado, al parecer, no estaba mal.  






Escena de baño. Un atleta se dirige al baño, con un estrígilo en la mano derecha y un espejo en la izquierda. 
Lleva colgado al brazo un gran lienzo para secarse (Museo del Valle de los templos, Agrigento, Sicilia)
Cerámica de figuras rojas con un personaje (Probablemente un minero) lavándose y usando el estrígilo.
Como puede verse, raspa su piel para desprender los restos de aceite y arena. (s. V a.n.e)

Apoxiomenos. Estatua de Lisipo (325 a.n.e.) Museos Vaticanos





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