miércoles, 5 de octubre de 2016

Dermatólogos judíos bajo el III Reich (II): Marginación científica






Soldados alemanes impiden el acceso de los judíos en la Universidad de Viena 
(1933)

Fotografía

Dokumentationsarchiv des Osterreichischen WiderstandesViena 



El antisemitismo era aumentaba cada vez más en Alemania. El clima general estaba muy enrarecido ya desde algunos años antes de la subida de los nazis al poder. En la Universidad de Giessen, por ejemplo, el profesor de dermatología, Albert Jesionek, que no era judío, fue muy criticado por acoger en su cátedra al judío húngaro Stephan Rothman, y las presiones se sucedieron hasta que éste último abandonó su puesto en 1926, continuando como asistente no remunerado, hasta 1928, año en el que regresó a Hungría. Rothman fue el secretario general del Congreso Internacional de Dermatología celebrado en 1935 en Budapest, y posteriormente, en 1938, emigró a los Estados Unidos. Rothman, como veremos más tarde, ayudó a muchos dermatólogos judíos a huir del III Reich e instalarse en América, y contribuyó notablemente al desarrollo de la dermatología investigadora norteamericana. 

Primeras medidas antisemíticas

El partido nacionalsocialista alcanzó el poder en Alemania en 1933, estableciendo rápidamente un estado totalitario, que afectó a instituciones gubernamentales, políticas, sindicales y también profesionales. El objetivo era establecer una dictadura racista, basada en la supremacía de la raza aria. En este contexto, el papel a desempeñar por los médicos nazis era importante: debían ser ellos los que supervisarían la “pureza racial”.


Joseph Jadassohn, un gran 
dermatólogo, fue uno de los represaliados.   
La primera medida fue instaurar una total disciplina dentro de la profesión. Tanto la vida privada como la  profesional de los médicos debían ser supervisadas por el Colegio de Médicos del Reich, reestructurado, naturalmente, bajo el control del Reichführer Gerhard Wagner (1889-1939).  Uno de los primeros objetivos de esta nueva organización fue la de “desjudaizar” la medicina.

El primer movimiento consistió en relevar de sus cargos a los médicos judíos que formaban parte de las Sociedades científicas. Fueron marginadas así personalidades como Joseph Jadassohn (probablemente el dermatólogo más famoso del mundo en aquel momento y autor de la monumental obra Handbuch der Haut und Geschlechtskrankheiten, el texto dermatológico más extenso jamás escrito) o Felix Pinkus. 

Leo von Zumbusch (1874-1940) fue un importante dermatólogo, recordado sobre todo por su descripción de la psoriasis pustulosa. Era Jefe del Servicio de Dermatología desde 1915 y profesor en la universidad Ludwig-Maximiliens de Munich, donde llegó a ser rector. No era judío, pero tras una campaña de denuncias fue destituído de sus cargos en 1935 por no ser simpatizante del NSDAP. 


Leo von Zumbusch (1874-1940) 
Las juntas de las sociedades médicas, como la prestigiosa Sociedad Alemana de Dermatología, ya no serían elegidas por votación, sino designadas por su nuevo presidente entre dermatólogos adictos al partido nazi. Esta injusta disposición motivó algunas críticas aisladas, como la de Erich Hoffmann (1868-1959) el descubridor del treponema pálido. La respuesta del régimen fue destituir inmediatamente a Hoffmann de su cargo de jefe de departamento de Dermatología de la Universidad de Bonn.

El siguiente paso lo constituyó el cambio forzoso de los comités editoriales de las revistas dermatológicas, que debía estar formado exclusivamente por “médicos de ascendencia alemana”. En 1936 se forzó la dimisión de Abraham Buschke, Wilhelm S. Frei, Leopold Freund, Karl Herxheimer y Felix Pinkus, miembros del comité editorial de Archiv für Dermatologie und Syphilis

El número de artículos publicados disminuyó en más de un 50% y obviamente, la calidad de la publicación cayó en picado.

Se prohibieron también las citas bibliográficas ni cualquier otra referencia a los autores judíos, en publicaciones ni en tesis doctorales. Ni siquiera podía citarse a Behring, Premio Nobel en 1901, que, aunque no era judío, se había casado con una judía. Los judíos debían ser olvidados, barridos, en una especie de “damnatio memoria” obsesiva. La calle de Paul Ehrlich, en Frankfurt, cambió de nombre. También la de Paul Gerson Unna en Hamburgo. El busto de este último desapareció de la clínica dermatológica.


Bibliografía


Hilberg R. Die Vernichtung der europäischen Juden. Fischen Taschenbuch Verlag. Frankfurt, 1990

Jäckle R. Schicksale jüdischer und “staatsfeindlicher” Ärztinnen und Ärzte nach 1933 in München. Munich: Liste Drmokratischer Ärtzinnen und Ärzte München, 1988.

Johnson PA. A History of the Jews. Harper/Perennial. New York, 1987.

Lifton RJ. The Nazi Doctors: Medical Killing and the Psychology of Genocide. Harper-Collins. New York, 1986.


Schmidt C. 14/29 December 1933 - 31December 1945: The Forced Recess.  En: Holubar K., Schmidt C, Wolff K. Challenge Dermatology. Vienna 1841-1992. Verlag der österreichischen Akademie der Wissenschaften. Viena 1993.


Scholz A. Der Suizid von Dermatologen in Abhängikeit von politischen Veränderungen. Hautarzt 1997, 48:929-935.


Sierra X. Historia de la Dermatología. Mra Creación y realización editorial. Barcelona, 1994

Sierra X. Dermis y Cronos. La dermatología en la historia. Ed. Planeta de Agostini. Barcelona, 1995

Sierra X. Historia de las enfermedades cutáneas producidas por hongos. Mra Creación y realización editorial. Barcelona, 1996.


Sierra X. Los dermatólogos judíos en la Alemania Nazi. En: Sierra X (ed): Cien Años de Dermatología 1900-2000, pp. 55-69







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