martes, 22 de agosto de 2017

Talco, cáncer y toxicidad


Un dermatólogo en el museo: Talco, cáncer y toxicidad



Anuncio de talco Baumol 
(1950)
 
Foto de archivo
Francia 




Leo en la prensa la noticia de que un tribunal de EUA ha condenado a los Laboratorios Johnson & Johnson a pagar una indemnización de 417 millones de dólares por los efectos derivados de su producto de polvos de talco Johnson Baby. Es la segunda condena que reciben en poco tiempo. Las condenas son por la aparición de cáncer de ovario en mujeres que han usado cotidianamente polvos de talco de esta marca en su zona genital por amplios períodos de tiempo (cerca de 30 años). Otras 50 demandantes están a la espera del juicio y hay otras muchas demandas en todo el país. 



La identificación de partículas de talco 
en los cánceres de ovario no es nueva. Ya en 1971 el entonces director médico de Johnson & Johnson, el Dr, G.Y. Hildick-Smith rechazó el primer estudio que advertía de los peligros del talco ya que se habían identificado partículas de talco en los cánceres de ovario. En aquel momento se habían publicado otros trabajos contradictorios. En ese mismo año la revista médica The Lancet publicó un artículo en el que se advertía de que 
“El potencial peligro del talco (…) en el ovario (…) no debería de ser ignorado”.

En 1992, otra prestigiosa publicación médica, Obstetrics & Gynecology, informaba de que el uso frecuente del talco en las zonas genitales de las mujeres multiplicaba por 3 la probabilidad de riesgo de cáncer de ovario. Pero la investigación determinante fue en 2003 donde se publicó en Anticancer Research un meta-análisis a gran escala de 16 estudios realizados a un total de 11.933 mujeres: sus resultados confirmaban que el uso de este producto aumentaba el riesgo de cáncer de ovario en un 33%. La relación entre el uso de polvos de talco en la higiene íntima y el cáncer se basaría en una reacción inflamatoria. Por aspiración, las partículas de talco ascenderían a través de la vagina, el útero y las trompas de Falopio hacia el ovario y su presencia provocaría inflamación, lo que facilitaría el desarrollo de un cáncer. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (OMS) clasifica el talco como "posible cancerígeno" (IIB) cuando se usa en la zona genital.

Los polvos de talco se usan en cosmética desde hace muchos años, tal vez siglos. Tienen una gran capacidad absorbente y dejan la piel seca y suave. Tradicionalmente se han usado en los pliegues y en la zona genital donde absorben las secreciones indeseadas y el exceso de sudor, previniendo infecciones como el intertrigo. Con esta finalidad también se usan en la higiene de los bebés. Se trata de un triturado de un mineral, el talco, que fundamentalmente está compuesto por silicato de magnesio (Mg6(OH)4 [Si8O20]). Sin embargo, al tratarse de un compuesto natural a veces se pueden encontrar trazas de minerales pesados tóxicos, como el amianto, de conocida acción carcinogénica (favorecedora de la aparición de cáncer). En los últimos años, el talco se purifica para eliminar las trazas de amianto. 

Además, la industria cosmética generalmente procede a perfumar el talco y a añadir conservantes para evitar su contaminación. Pero la adición de estas sustancias puede llegar a ser problemática. En Bretaña (Francia) fue tristemente famoso el caso del Talco Baumol en 1951-1952, que contenía trióxido de arsénico (As2O3.). La consecuencia fueron 73 bebés muertos y cerca de 500 intoxicados.


Aviso del Ministerio de Sanidad francés alertando
de la peligrosidad de una partida defectuosa de
Talco Morhange que contenía niveles altos de
hexaclorofeno (década de 1970) 


Otro caso similar fue el del Talco Morhange, también en territorio francés. La primera alarma sonó en agosto de 1972. En este caso el problema lo originó una partida de 2.898 envases que contenían hexaclorofeno al 6'3% (la ley autorizaba un nivel máximo de 0'3%). A pesar de que se realizaron numerosos avisos a la población para que no utilizara esta marca de talco, no se pudo evitar que 36 lactantes murieran intoxicados. 

El hexaclorofeno (2,2-Metilen-bis(3,4,6-triclorofenol), C13H6Cl602) es un derivado halogenado del fenol que actúa como un potente antiséptico. Posee actividad bacteriostática y detergente, siendo más eficaz especialmente frente a bacterias Gram positivas, como Staphylococcus aureus. Usado en proporciones indebidas se absorbe a través de la piel causando encefalitis. 

Además hay que tener en cuenta que la absorción percutánea es mucho mayor en las zonas de los grandes pliegues (ingles, axilas, surcos submamarios) y todavía más en bebés o en los casos que existan pequeñas efracciones cutáneas. Precisamente es en estas circunstancias en las que suelen usarse los polvos de talco. 

Los recientes estudios revelan que los polvos de talco tienen un potencial cancerígeno que puede estar relacionado con los cánceres de ovarios (por absorción cutánea) y de pulmón (si es inhalado). Por todo ello, y a pesar de ser un producto tradicional y muy popular, su uso debe ser muy restringido. 



Affaire du talc Morhange




Bibliografía

Martine Laronche, « Les Enfants du talc Morhange », Le Monde, 27 février 1991

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