martes, 31 de octubre de 2017

Theodor Biett, o la dermatología a la inglesa







Laurent Theodor Biett 

Dibujo al carbón
Biblioteca Henri Feulard
Hospital de Saint Louis. París. 




Laurent Théodore Biett nació en 1781 en Schampf, en el cantón de los Grisones, Suiza. Tras concluir sus estudios de Medicina en Clermont, se trasladó a París, donde pronto figuró entre los discípulos de Alibert, convirtiéndose pronto en el alumno predilecto del maestro de Saint Louis.

Sin embargo, eran muy profundas las diferencias que separaban a los dos grandes dermatólogos. Mientras Alibert, occitano y católico, poseía la fogosidad y temperamentalidad de un buen meridional en todo su esplendor; Biett, suizo y calvinista, era sobrio, severo y escueto, con la frialdad de carácter que suele atribuírse a los septentrionales. A pesar de su notoria amistad, estaban condenados a no entenderse. 

Cuando Alibert es llamado a la corte de Luis XVIII, Biett se hace cargo del hospital de Saint Louis. En un principio, el discípulo siguió las ideas nosológicas de su maestro. Al cabo de poco tiempo, en 1816, Biett se vió precisado a acompañar a un acaudalado enfermo a un viaje por el extranjero, visitando Italia, Suiza e Inglaterra. En este último país, tras ejercer un cierto tiempo como médico en Margate y Brighton, llega a Londres, donde visitó la clínica de Bateman en el Dispensario Público. 

Es durante esta visita que conoce la clasificación de las dermatosis elaborada por Willan y su discípulo Bateman, basada en las manifestaciones patológicas elementales. Estas ideas prendieron prontamente en el espíritu de Biett. Su espíritu racional comprendía mejor una clasificación semiológica que la clasificación en familias "more botanico" (el famoso Arbol de las Dermatosis) que se propugnaba en el hospital de Saint Louis.

A su regreso a París, Biett comienza a enseñar la clasificación anglosajona, obteniendo un rápido éxito. Los diagnósticos, con la observación de las lesiones elementales, eran más evidentes, más precisos. Quedaba menos espacio a la imaginación, a la intuición, verdadera piedra de toque del sistema alibertiano.

Tras el regreso de Alibert, se produjo el previsible choque entre los adeptos al método natural y los willanistas, partidarios de Biett.

Este último intentó infructuosamente convencer a su maestro de que la clasificación de Willan no sólo no contradecía sino que complementaba en algunos aspectos la obra de Alibert. Fue un vano intento. A la vista del inmovilismo de su maestro, Biett inició un respetuoso distanciamiento, que no hizo más que acrecentarse con los años.

Así pues, los asistentes a las sesiones clínicas de Saint Louis se vieron pronto divididos en dos escuelas. Si bien las disertaciones de Alibert, con su florida oratoria, su espectacularidad y su didactismo, congregaban a un gran número de personas, no eran pocos los seguidores de la nueva clasificación. Solía decirse que si bien las sesiones clínicas de Alibert eran amenas, las de Biett eran instructivas. Pronto las ideas de Alibert comenzaron a perder terreno. No era raro ver al viejo barón Alibert salir al patio llamando a sus discípulos, a los que llamaba "los hijos del método natural". Cuando murió, sus ideas se desvanecieron prácticamente del ámbito francés.

Las aportaciones de Biett a la dermatología son numerosas y destacadas. Se acepta que describió el acné seborreico y que distinguió entre las formas agudas y crónicas del eczema. Le debemos también la primera descripción detallada de las sifílides, así como la observación del collarete descamativo de las pápulas de la sífilis secundaria, que aún hoy conocemos como collarete de Biett. También estableció el diagnóstico diferencial entre la lúes y la psoriasis. En 1828 describió el lupus eritematoso bajo el nombre de erithème centrifuge, y que llegaría a denominarse enfermedad de Biett.

Son asimismo destacables sus aportaciones a la terapéutica. Trató la sífilis con protoyoduro y biyoduro de mercurio. Asimismo introdujo el trióxido arsenical en la práctica dermatológica, un fármaco fue muy conocido con el nombre de píldora asiática, y alcanzó una gran popularidad durante mucho tiempo.

A pesar de su notable peso específico como docente, como investigador clínico y terapéutico, y sobre todo, como introductor del willanismo en Francia, Laurent Biett escribió muy poco. Su obra y sus doctrinas fueron recogidas en el texto de su discípulo Cazenave, del mismo modo que Bateman había transcrito los conceptos de su maestro Willan algunos años antes.





lunes, 30 de octubre de 2017

Rodin: Fractura nasal







Auguste Rodin

Hombre con la nariz rota
(1875)

Busto de mármol. (44,8 x  41,5 x  23,9) 
Musée Rodin. Paris. 




Se cumplen este año los 100 años de la muerte de Auguste Rodin (1840-1917), sin duda uno de los escultores más famosos de todos los tiempos. La mayor parte de su obra se conserva en los museos Rodin de Paris y de Meudon. 

Fotografía del escultor Auguste Rodin
La primera obra que Rodin intentó exponer fue el modelo de escayola de L'Homme au nez cassé (El hombre de la nariz rota), realizada a los 24 años, pero que no fue aceptada porque los representantes del Salón de París 1865 consideraron que no estaba terminada. Diez años más tarde expondría la el mármol, realizado en 1875. 

Rodin también expuso en el Salón su ambiciosa obra La Puerta del Infierno, efectuada con la ayuda de su discípula y amante Camille Claudel. Entre las obras más emblemáticas y representativas de Rodin, hay que destacar El pensador (1880), El beso (1886) y El hijo pródigo (1889). También hizo estatuas de las escritores Victor Hugo y Balzac (1897), así como el grupo escultórico Los burgueses de Calais

El lenguaje escultórico había permanecido invariable hasta entonces. La gran muestra de las obras de Auguste Rodin, en la Exposición Universal de París de 1900, representó un punto de inflexión que comenzaba a romper con los planteamientos clásicos de la tradición escultórica y despertaba el espíritu experimental que llevaría a nuevos senderos artísticos. La obra de Rodin prefigura la escultura modernista y el realismo, pero la fuerza y el clasicismo están siempre presentes. Su influencia fue muy notoria en todos los escultores del s. XX. 

Rodin: L'Homme au nez cassé (1864)
Escultura en escayola 
Pero volvamos a L'Homme au nez cassé. Rodin se inspiró en un personaje popular, un mendigo llamado Bibi, a quien Rodin acogía en su estudio y comenzó con la intención de ser su retrato. Sin embargo el espíritu iconoclasta del escultor decidió presentarlo como un busto clásico, con el pecho desnudo, al estilo de algunos emperadores o filósofos de la Antigüedad Clásica. También decidió remarcar algunos trazos, como la depresión nasal, las arrugas o la barba. El resultado fue un retrato demasiado realista y provocador, que impactaba demasiado a los espectadores de su tiempo. Un mendigo presentado como un filósofo o un emperador era algo difícil de tolerar a mediados del s. XIX. Ésta y no otra fue la auténtica razón de que fuera rechazada en el Salón de Paris de 1865.

Desde el punto de vista médico, nos llama la atención de la fractura nasal, la más frecuente de las fracturas de la cara, ya que la pirámide nasal es la zona más prominente del rostro. Es una de las fracturas más frecuentes del cuerpo, tras la de clavícula y las de muñeca. Suelen ser a consecuencia de un traumatismo, y generalmente se acompañan de otras lesiones de la cara y cuello. Las causas más frecuentes suelen ser peleas, accidentes y deportes. Es conocido el perfil facial de nariz rota del pendenciero escultor Miguel Angel Buonarruoti, como consecuencia de una reyerta. 

Los impactos sobre la nariz producen en un gran número de casos desplazamientos del septo nasal y hundimientos óseos, que comportan cambios permanentes en el perfil de la cara, como puede apreciarse en este retrato de Bibi. En cualquier caso, a pesar de ser un trabajo de los primeros tiempos de Rodin, constituye una auténtica obra maestra. 


Auguste Rodin: une vie, une oeuvre: 



Auguste Rodin: 




Auguste Rodin: 



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domingo, 29 de octubre de 2017

Asimetría facial en la catedral de Burgos






Capitel con rostro asimétrico


Piedra esculpida
Claustro bajo. Catedral de Burgos 



Los prodigios escultóricos de la catedral de Burgos son bien conocidos por todos. Los pináculos, las capillas, el claustro configuran una auténtica sinfonía de piedra que maravilla a todos los que la admiran. Y muchas veces alberga detalles escondidos que pasan desapercibidos a muchos visitantes. 

Uno de ellos son algunos capiteles del claustro bajo. Las caras reproducidas en muchos de ellos son marcadamente asimétricas. Cuando un médico las contempla no puede dejar de recordar ciertos casos clínicos, aunque es posible que no sea más que la representación de muecas o un mero recurso artístico.


Capitel con asimetría facial. Claustro bajo de la catedral de Burgos 
La asimetría facial la podemos encontrar en algunos estados patológicos de origen vascular, como en los casos de ictus (AVC) o neurológicos, como en las parálisis faciales. 

También lo podemos encontrar en patologías menos frecuentes, como la hemiatrofia facial progresiva de Parry-Romberg. Se trata de un síndrome neurocutáneo raro de etiología desconocida.  Las principales características son la atrofia de los tejidos blandos, y algunas veces del hueso, en una mitad de la cara o parte frontal de la cabeza, sin debilitamiento facial. Suele relacionarse con la esclerodermia en "golpe de sable", en la que aparece una línea indurada y deprimida en la frente, remedando los efectos de un sablazo en plena cara.

La enfermedad fue descrita por el médico inglés Caleb Parry sobre 1815 y desarrollada posteriormente en 1846 por Moritz Romberg (el del signo de Romberg). En los 190 años siguientes no ha habido mucho progreso en la comprensión o tratamiento de la enfermedad,y la literatura médica se ha limitado a la descripción de nuevos casos.