lunes, 26 de febrero de 2018

El arte censurado (II): el tabú del desnudo






Edouard Manet 

El desayuno campestre
(Le déjeuner sur l'herbe)
(1862-1863)


Óleo sobre lienzo 208 x 265,5 cm
Musée d'Orsay. París




Con esta obra, titulada inicialmente El baño, Manet inauguró la concepción moderna del arte. El cuadro creó unas fuertes críticas, por el uso de la yuxtaposición de colores sin tonos intermedios y por la exagerada luz que cae sobre la mujer desnuda central. Pero fue sobre todo esta injustificada desnudez en una escena campestre la que creó más escándalo y un fuerte rechazo de la sociedad en aquel momento. 

La desnudez de los cuerpos ha creado mucha incomodidad en diversos momentos de la historia del arte. Especialmente si tiene connotaciones eróticas o si se muestran explícitamente zonas objeto de tabús. El caso más paradigmático tal vez sea El origen del mundo de Courbet, una obra en la que se muestra en primer plano un pubis femenino, aunque en el caso de esta obra el escándalo fue menor, ya que permaneció oculta durante mucho tiempo. 

La historia de la censura sobre los cuerpos desnudos es ya larga. En el Renacimiento, los pintores y escultores quisieron retornar a los modelos clásicos y representaron profusamente el cuerpo humano desnudo. Para ello aprendieron anatomía y asistían habitualmente a las disecciones de cadáveres que realizaba Vesalio. Entre los asistentes asiduos encontramos a Miguel Angel, Rafael y a Leonardo da Vinci, que luego dieron pruebas de dominar la anatomía humana a la perfección. 

Miguel Ángel: Capilla Sixtina (detalle)
Miguel Angel, por ejemplo, llenó el techo de la Capilla Sixtina de bellos cuerpos desnudos. La profusión de desnudos en un recinto sagrado escandalizó a muchos en su tiempo. El poeta Pietro Aretino, nada púdico y muy conocido por sus lascivos y desvergonzados Sonetos lujuriosos y satíricos, exclamó: 
"¿Es posible que vos (...) hayáis hecho esto en el mayor templo construído a Dios, sobre el más noble altar elevado a Cristo? (...) Cosas que en los burdeles harían cerrar los ojos para no contemplarlas"

Al papa Pío IV, menos atrevido que sus antecesores, le debió parecer excesivo tanto nudismo, por lo que se planteó reformar nuevamente la capilla. Para esto mandó llamar al Greco, que le dijo que en su opinión se tenía que deshechar toda la obra de Miguel Ángel y que se debía pintar la capilla con nuevos frescos. Naturalmente al papa le pareció una visión muy radical. Además el proyecto del Greco le creó una gran animadversión en los círculos artísticos romanos hasta el punto que tuvo que abandonar Roma y refugiarse en Toledo, donde pasó el resto de su vida. Al final Pío V se conformó con unos arreglos que le hizo Daniele de Volterra (1509-1566), que pintó unos púdicos velos en las partes pudendas de las figuras, por lo que fue apodado jocosamente como "Il Braghettone". Pocos años después, otro Papa, Pío V ordenaría repetir la operación a Girolamo da Fano, y un tercero, Clemente VIII, pretendió incluso cubrir las pinturas por completo, lo que por suerte, finalmente no se hizo.

El Greco: Martirio de San Mauricio
y compañeros (detalle) 
Por cierto que el Greco no era tan púdico como la anterior anécdota puede hacer creer. Una de las primeras obras que pintó en España, el Martirio de San Mauricio y compañeros, representó a casi todos los personajes desnudos, en espera de ser degollados. Este cuadro fue censurado por Felipe II, que sin embargo lo conservó en sus aposentos personales en el Escorial. Felipe II censuraba muchos cuadros, ya que seguía las directrices de la Contrarreforma. Sin embargo era un gran coleccionista de arte y en sus apartamentos privados conservaba los cuadros censurados, como el Greco ya citado y el Jardín de las Delicias del Bosco, en donde aparecen también muchos desnudos y escenas eróticas o poco decorosas. 


Goya pintó uno de los desnudos más célebres, La maja desnuda. Museo del Prado, Madrid. 

Uno de los desnudos más célebres es La maja desnuda, de Goya. El cuadro era propiedad de Manuel Godoy, verdadero gobernador del Reino y ministro plenipotenciario de Carlos IV. No está claro quien fue la modelo para esta pintura. Para algunos la cara de la maja correspondería a la duquesa de Alba, mientras que según otros sería la amante de Godoy, Pepita Tudó (que más tarde sería su esposa) Según afirman Godoy tenía este cuadro en su despacho, pero estaba cubierto por un cuadro similar, La maja vestida, para esquivar la condena de la Inquisición de los cuadros obscenos o desnudos. Accionando un mecanismo adecuado Godoy podía descubrir el cuadro que mostraba a la mujer desnuda o bien cubrirla púdicamente con la segunda pintura. Así Godoy ejercía una censura selectiva dependiendo de que personaje iba a recibir en su despacho. 

La representación del vello axilar de Modigliani
fue considerado demasiado provocativa en 1919
Los tabús sobre los desnudos son curiosos. Según la época hay algunos detalles que escandalizan más que otros. En 1919 las autoridades mandaron clausurar una exposición de Modigliani por representar gran número de desnudos femeninos mostrando el vello axilar. Al parecer esta pilosidad suscitaba una morbosidad que tal vez sea de difícil comprensión para nosotros. 

Uno de los pintores que ha provocado más con sus pinturas fue Egon Schiele (1890-1918). En 1912 fue acusado de pintar muchachas demasiado jóvenes en posiciones obscenas. Esto hizo que se considerara su obra como pornográfica, lo que incluso le conllevó un arresto preventivo de tres semanas en la cárcel y la condena posterior de tres días de prisión junto con la quema de uno de sus dibujos, que tenía en su estudio, de una muchacha vestida de medio cuerpo para arriba. 

Una de las obras de Egon Schiele
Fue precisamente en la cárcel donde Egon Schiele escribió algunas reflexiones, entre las que podemos destacar: 

"El arte no puede ser moderno, el arte es eterno"
"Reprimir a un artista es un delito, significa asesinar vida en gestación" 

Zoe Leonard: Pin up (1997)
Todavía hoy hay imágenes de desnudo que suscitan un cierto escándalo. Como ejemplo citaremos la obra titulada "Pin up" (1997) en la que Zoe Leonard fotografió a la modelo Jennifer Mille con barba remedando una famosa fotografía de Marilyn Monroe. 

El arte plasma la vida, con sus luces y sus sombras. El artista refleja lo que ve y nos lo transmite tal como el lo percibe, o para provocar en quien lo mira una sensación, una emoción o una reflexión. Tal vez nos deberíamos preguntar si el escándalo no está en nuestra mente o en la lectura que hacemos de lo que ven nuestros ojos. 

En una próxima entrada seguiremos comentando otras formas de censura en el arte. 



Egon Schiele: 




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