viernes, 2 de febrero de 2018

El pie de las trincheras





Paul Thiriat

Infantería de Marina francesa combatiendo

 en la batalla de Flandes  
(octubre, 1914)

Acuarela sobre papel
 Musée Leblanc-Duvernoy. Auxerre 



Las trincheras tuvieron un protagonismo especial en la I Guerra Mundial (1914-1918). En esta contienda se desarrolló una guerra de posición, en la que los ejércitos combatientes mantenían líneas estáticas de fortificaciones cavadas en el suelo, llamadas trincheras. En otra ocasión ya nos referimos al importante papel que tuvo en esta guerra el transporte y la atención sanitaria de los heridos.


La Cruz Roja socorriendo a soldados heridos
en una trinchera durante la I Guerra Mundial (1915)

























Este tipo de guerra surgió a partir de una revolución en las armas de fuego. Ya había habido períodos de trincheras en la guerra de Secesión (1861-1865) y en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, pero llegó a su punto máximo de brutalidad y mortalidad durante la I Guerra Mundial, también conocida como Gran Guerra. Las trincheras eran zanjas excavadas en el suelo, con una profundidad de entre uno y dos metros, y se conectaban con otros para mayor movilidad de los bloques de combate. 

La Gran Guerra se caracterizó por una gran falta de movimiento en los frentes. Claro ejemplo de este estancamiento fueron las guerras de trincheras desde otoño de 1914 hasta la primavera de 1918. 




Soldados en la trinchera, durante un momento de calma




















Durante el día solía haber largos períodos de calma, incluso de aburrimiento, si bien a veces eran interrumpidos por los disparos de los francotiradores y de la artillería, que intentaba abrir brechas en las líneas de defensa y romper el alambre de espino. Las trincheras eran más activas durante la noche, cuando la oscuridad permitía el movimiento de tropas y suministros, el mantenimiento de los alambres de púas y reconocimiento de las defensas del enemigo. También se realizaban incursiones con la finalidad de capturar prisioneros y documentos para obtener información sobre las trincheras enemigas.


G. Michel: Mi trinchera en Noulette (1915)
Los soldados pasaban largo tiempo metidos en estas zanjas. Pero el aburrimiento y la melancolía no eran, ni mucho menos, lo peor de la vida en las trincheras. La guerra de trincheras fue una constante prueba de resistencia humana las veinticuatro horas del día.
Cuando llovía o nevaba, las trincheras se llenaban de agua. Los soldados se pasaban el día chapoteando en el barrizal, con los pies sumergidos en esta mezcla de agua y fango, con temperaturas a veces muy frías. Se producía entonces una de las enfermedades más temidas, que se conoció como el pie de las trincheras.  





Carteles de propaganda para estimular la higiene de los pies, 
como prevención de temido pie de trincheras



Esta afección había sido descrita ya en la guerra de Crimea como congelación de los pies. Afectaba a los soldados que defendían las trincheras en las épocas de lluvias frías en primavera y en otoño. El frío húmedo era pues un factor determinante. La nutrición deficiente de las tropas no aseguraba tampoco una correcta inmunidad y el papel de hongos y bacterias estaba asegurado. En estos casos se provoca una deficiente circulación sanguínea al permanecer de pie durante largos períodos de tiempo, a lo que se añade la compresión del calzado y de la indumentaria militar. Los primeros síntomas son una insensibilización progresiva del pie, que aumenta hasta llegar a una anestesia dolorosa, con una importante hinchazón. La piel puede aparecer rojiza, azulada o incluso negra. Se producen entonces momentos de dolor intenso, muy vivo, que empeora todavía más con el calor. Estas sensaciones se irradiaban hacia las piernas, con hormigueo, calambres y sensación de quemazón. Al tocar o comprimir el pie se incrementa todavía más el dolor. 

En una segunda fase aparecen ampollas, especialmente en los dedos gordos y en el empeine del pie, de contenido hemorrágico, que pueden originar úlceras. A nivel general, fiebre y transtornos digestivos. 


Un soldado canadiense con pie de trinchera, fotografiado durante la I Guerra Mundial 





















Las complicaciones más temidas del pie de las trincheras  durante la Gran Guerra fueron el tétanos y la gangrena gaseosa, ocasionada por la inevitable infección por bacterias y hongos que conllevaba el proceso. El pie de las trincheras provocó muchas amputaciones entre las tropas destacadas en el frente. 

A pesar de su nombre, el pie de trinchera no es privativo de las contiendas bélicas. Es una patología que puede observarse en cualquier situación en la que se tengan los pies sumergidos en agua, a bajas temperaturas con sobreinfección fúngica y bacteriana, en personas con malnutrición, como ciertos vagabundos. Es cierto que es un cuadro clínico poco frecuente en nuestros tiempos, aunque ocasionalmente los dermatólogos tenemos que tratar algún enfermo afecto de este mal. 



Pie de trinchera




1ª Guerra Mundial. Las trincheras. Senderos de gloria



jueves, 1 de febrero de 2018

Marilyn Monroe (y V): Algunos datos médicos








Andy Warhol

Marilyn (Inversión)
(1979)

Tinta serigráfica sobre tela. 
Colección particular. Madrid. 
Exposición temporal: Warhol. L'Art mecánic Caixafòrum. Barcelona 




La visión médica sobre la biografía de Marilyn Monroe ofrece varios puntos dignos de ser comentados. De entrada hay que decir que se conocen con bastante detalle todos los aspectos médicos de su vida, incluyendo las consultas o intervenciones que realizó la actriz con nombre falso. 

El expediente médico, donde constan todos los detalles clínicos y quirúrgicos de Marilyn fue vendido en 2013 por la casa de subastas Julien de Beverly Hills, adjudicándose por un precio de 25.600 $. 

Uno de los datos recogidos es que la actriz estaba preocupada por el aspecto de su mentón. Así lo anotó en julio de 1958 el doctor Michael Gurdin, dejando constancia de que la principal queja de la paciente era "deformidad barbilla". En 1950 se le realizó un implante de cartílago en el mentón conjuntamente con una rinoplastia. 
Fotografía con autógrafo.
  Colección Frederic Cabanas. Museu del Cinema. Girona.
El 7 de junio de 1962, dos meses antes de su muerte, Monroe sufrió una caída nocturna y consultó al médico por haberse golpeado la nariz. El médico no advirtió ninguna fisura nasal en las radiografías, aunque un examen posterior demostró que en realidad sí se había producido. 
En ninguna de estas visitas la actriz utilizó su propio nombre. Inicialmente los informes médicos hablan de una tal Marilyn Miller, nombre de casada de la intérprete durante su matrimonio con Arthur Miller. Posteriormente utilizó el nombre de Joan Newman, un alias imaginario que utilizó para pasar desapercibida, en un intento de evitar las indiscreciones y chismorreos de la prensa amarilla de su época que fisgaba inmisericorde en todos los aspectos de su vida. 
El Dr. Gurdin regaló este historial médico a un amigo que ahora ha decidido sacarlo a la venta de manera anónima. Los mismos papeles también indican que la actriz, de 1,69 metros de altura y 52 kilos de peso, sufrió en 1956 una neutropenia, una alteración de los leucocitos. 
Entre otras sorpresas la historia clínica de Marilyn descubre que en 1957 la actriz tuvo un embarazo ectópico en Nueva York, cinco años antes de su fallecimiento.

Como dermatólogo no puedo dejar de referirme a su lunar, un nevus intradérmico que destacaba en su mejilla. Marilyn hizo de él su más destacado emblema. El conjunto de cabellera rubio platino, mirada ingenua, lunar y labios rojo carmín configura un icono inolvidable. El lunar de Marilyn se camuflaba con el maquillaje, pero la actriz se lo pintaba de nuevo (de hecho volvió a poner de moda la costumbre de pintarse o de destacar los nevus). A Marilyn le obsesionaba tener una piel muy blanca destacando así todavía más el contraste del nevus oscuro. Incluso se lavaba la cara varias veces al día en un intento de blanquear aún más su piel. Contrastaba así con la tendencia de la piel morena, de broncearse al sol, que desde Josephine Baker y Coco Chanel ganaba continuos partidarios  en todo el mundo. 


Las fotografías de Marilyn Monroe tras su muerte.
La actriz fue hallada en una postura forzada y con un aspecto casi irreconocible.

También conocemos hoy algunos detalles de su autopsia, por las revelaciones de dos antiguos trabajadores de la funeraria, Alan Abbott y Ron Hast, que con escasa ética publicaron un libro al respecto. De entrada les sorprendió hallar el cadáver sin depilar desde hacía semanas. Tampoco se había lavado y no había teñido su rubia melena desde hacía bastante tiempo. Marilyn apareció sin dientes (a pesar de su juventud usaba una dentadura postiza). El cuerpo apareció envejecido y mal cuidado, sin ropa interior, detalles todos que son indicios de la fuerte depresión a la que estaba sometida. 
Sorprendió mucho descubrir que la mujer más deseada por su exhuberante físico usaba también dos pequeños pechos falsos para aumentar el volumen de sus senos. El forense tuvo que hacer una laboriosa reconstrucción del cadáver que le llevó varias horas para que se pareciese al icono del cine que todo el mundo adoraba: Incluso tuvo que trabajar parte de su cuello para que apareciera "normal" el día del funeral. Todo ello dio lugar a todo tipo de especulaciones sobre la causa real de la muerte, y no faltó quien apuntó a sospechas de asesinato. 

Imagen de una de las salas del que probablemente
es el único museo dedicado en exclusiva a Marilyn:
Museo Marilyn Monroe, Sant Cugat del Vallés (Barcelona)


La gran Marilyn Monroe


Simulación del último día de Marilyn Monroe







miércoles, 31 de enero de 2018

Marilyn Monroe (IV): últimos años y trágico final




Marilyn Monroe

Fotografía con autógrafo. 
Editada por  20th Century Fox
Museu del Cinema. Girona. 




Tras haber cosechado notables éxitos y ser una de las artistas más sexys y deseadas del mundo, Marilyn se enfrentaba ahora a sus inseguridades: a sus eternos complejos, que le perseguían desde la infancia; a un matrimonio que ya no funcionaba; y a unos estudios cada vez más reticentes a contratarla, a pesar de su inmensa popularidad. Todo esto se tradujo en nuevas depresiones y nuevas estancias en sanatorios.  Y entonces aparecieron dos peligrosas adicciones: el alcohol y los barbitúricos.


Marilyn con Yves Montand. Coincidieron en el reparto de la película
"El multimillonario". Durante el rodaje mantuvieron un apasionado y breve romance. 

  • Con faldas y a lo loco, de Billy Wilder (Some like it hot, 1959)
  • El multimillonario, de George Cukor (Let´s make love, 1960)


En El multimillonario trabajó con el actor francés Yves Montand. Durante el rodaje, Monroe y Montand tuvieron un romance poco duradero. Marilyn se enamoró del actor, pero para Montand no era más que una aventura. Una vez más, la mujer más deseada del mundo tenía dificultades para conservar un amor.
    Cartel de "Vidas rebeldes". Museo Marilyn Monroe
    Sant Cugat del Vallés (Catalunya)
  • Vidas rebeldes de John Houston (The Misfits, 1961) 
Esta última película estaba basada en un guión de Arthur Miller, que todavía era su marido. Tal vez fue éste el mejor regalo de Miller, de quien se divorciaría poco después, justo antes del estreno de la película. 

Los últimos meses de la vida de Marilyn plantean una serie de enigmas que no están totalmente claros. Marilyn había sido amante de John F. Kennedy, que en aquel momento era presidente de Estados Unidos. Y también había tenido una relación con su hermano, el senador Robert Kennedy (entonces Fiscal general) de la que no está claro si fue de mera amistad o fue también sentimental. Una carta dirigida a Marilyn por Jean Kennedy, la hermana pequeña de John y Bob Kennedy así lo sugiere: 
“¡Entiende que tú y Bobby sois la nueva pareja! 
¡Todos pensamos que debes venir con él cuando regrese al Este!”.


Marilyn Monroe con John F. Kennedy















Parece ser que Marilyn, víctima de una profunda crisis sentimental y de una manifiesta depresión acudió en busca de consejo a la casa de Frank Sinatra. El cantante había sido amante de Marilyn y conservaban una buena amistad. Pero Sinatra no estaba en casa. Al parecer Marilyn intentó esperarlo, mientras se tomaba uno (o varios) Martini Dry, como solía. Pero a la vista de que Frank no volvía la desconsolada actriz se marchó a su casa, en Brentwood. 

Marilyn con Frank Sinatra, durante una cena 
A las 3 de la madrugada la señora Murray, su ama de llaves, la encontró en la cama en una postura extraña, con el teléfono fuertemente aferrado en una de sus manos y las luces encendidas. Un frasco vacío de Nembutal® (pentobarbital) encima de la mesilla atestiguaba la ingestión masiva de pastillas por parte de la estrella. El médico forense certificó su muerte, considerándola un suicidio. No era la primera vez que Marilyn había ingerido una sobredosis de barbitúricos combinada con alcohol: exactamente lo mismo había ocurrido en la primavera del año anterior, poco después de la separación de Miller y del estreno de Vidas rebeldes


Marilyn Monroe. Foto de Milton Green
Sin embargo, los nombres de los hermanos Kennedy aparecieron entonces y siguen apareciendo hoy en el asunto de la muerte por suicidio de la actriz. Probablemente este enigma nunca se desvelará. La policía, extrañamente, no reveló el nombre de la sustancia que había tomado Marilyn, e incautó y rehusó hacer públicas las cintas magnetofónicas de la compañía de teléfonos en que estaban grabadas las llamadas que efectuó la noche de su muerte. Esto no hizo más que confirmar las sospechas de que Marilyn llamó a alguien en busca de ayuda, alguien cuya alta posición pública no le permitía afrontar el escándalo que hubiera supuesto verse envuelto en semejante asunto.

A partir de su extraña y trágica muerte, Marilyn fue todavía más mitificada y su rostro, con su llamativo pelo rubio platino, su franca sonrisa y su característico lunar en la mejilla fue reproducido hasta la saciedad por los artistas del arte pop y se convirtió en uno de los iconos más emblemáticos del s.XX. 



Marilyn Monroe: Happy birthday Mr. President:










martes, 30 de enero de 2018

Marilyn Monroe (III): Estrella de Hollywood






Cartel de la película "Niagara"

(Distribuido en Italia, 1953) 

Papel impreso
Museo Nazionale del Cinema. Turín. 




En anteriores artículos comentábamos la gran popularidad que alcanzó la imagen de Marilyn Monroe con su característica cabellera rubia y su lunar, así como sus difíciles comienzos como modelo y como actriz

A partir de 1950  Marilyn aparece ya en papeles destacados en muchas películas de referencia: 

  • La jungla de asfalto, de John Houston (The Asphalt Jungle, 1950) 
  • Eva al desnudo, de Joseph L. Manckiewitz (All About Eve, 1950) 
  • Encuentros en la noche de Fritz Lang (Clash by night, 1952)
  • No estamos casados de Edmund Goulding (We're not married, 1952)
  • Cuatro páginas de una vida parte dirigida por H. Koster (O´Henry's Full House, 1952) 
  • Niebla en el alma de Roy Ward Baker (Don´t bother to knock, 1952)
  • Me siento rejuvenecer de Howard Hawks (Monkey Business, 1952) 


En 1953 llegaron los éxitos más relevantes, en las que ya se le encargaron papeles de protagonista: 
  • Niágara de Henry Hataway (1953)
  • Los caballeros las prefieren rubias de Howard Hawks (Gentlemen prefer blondes, 1953)
  • Cómo casarse con un millonario  de Jean Negulesco (How to marry a millionaire, 1953)

Convertida en menos de un año en una de las estrellas más rutilantes de Hollywood, en 1954 se casó con el popular jugador de béisbol Joe DiMaggio. La boda fue un clamoroso acontecimiento social, aunque pocos meses más tarde se divorciaron, a pesar de que Marilyn siempre afirmó que de los tres maridos que tuvo a quien más quiso fue a Joe. 

Cinematográficamente este año tampoco fue muy brillante: 
  • Río sin retorno de Otto Preminger (River of no return, 1954)
  • Luces de candilejas de Fritz Lang (There's no business like show business, 1954)

Fotógrafo desconocido. Marilyn Monroe en "Bus Stop" (1956)
Acrílico sobre gelatina de bromuro de plata sobre papel
The Andy Warhol Museum. Pittsburg


En la mayoría de las películas, Marilyn representaba papeles de una chica ingenua y muy atractiva, un verdadero sex-symbol, que no se correspondía con los sentimientos reales de la actriz, relativamente tímida y que se sentía además muy desgraciada en su vida sentimental. Marilyn, que tenía un gran complejo de inferioridad intelectual (probablemente causado por haber abandonado muy pronto sus estudios) seguía tomando clases de arte dramático con Lee Strasberg e incluso estudió el psicoanálisis con la finalidad de conocerse más a sí misma y hacer aflorar su potencial interpretativo. Asimismo, participó en algunas piezas de teatro intentando mejorar sus capacidades interpretativas. Pero todos esos esfuerzos suscitaban sonrisas burlonas en Hollywood que le había colgado el cliché de "rubia y guapa pero tonta" y la seguía viendo como una chica con el único mérito de su irresistible atractivo sexual. 



En 1955 Marilyn realizó dos actuaciones intachables, aunque no consiguió borrar la idea que se tenía de ella y todavía la encasillaron más: 
  • La tentación vive arriba de Billy Wilder (The seven year itch, 1955)
  • Bus Stop de Joshua Logan (1956) 

Los periodistas que la entrevistaban nunca se interesaban  por sus dotes interpretativas sino que solamente preguntaban por burdas cuestiones de tocador. Algunas de las respuestas de la actriz se hicieron famosas (como cuando declaró que no llevaba ropa interior o la de dormir solamente con dos gotas de Chanel num. 5), pero contribuyeron a acuñar cada vez más su papel de sex-symbol. Tal vez fuera esta presión social junto con su complejo de inferioridad intelectual lo que hizo que su comportamiento en los rodajes fuera bastante problemático. Era muy impuntual, ponía frecuentes excusas para intempestivas ausencias y su relación con actores y técnicos solía ser conflictiva. Comenzó a tomarse períodos de descanso en clínicas debido a las depresiones que la aquejaban con frecuencia.

En 1956 se casó nuevamente. Esta vez con el dramaturgo judío Arthur Miller, para lo que tuvo que convertirse previamente al judaísmo. Este enlace todavía suscitó más expectación que su anterior boda con DiMaggio. Miller, que era un escritor y dramaturgo serio, que pertenecía a la élite intelectual judía, y de ideología izquierdista, se casaba con una mujer que encarnaba su antítesis: superficial, frívola, sin ideas propias y que aparecía con frecuencia en las portadas de la prensa amarilla. En este caso los agoreros acertaron: Marilyn no encajó bien en el exclusivo círculo de intelectuales con los que Miller se relacionaba y la pareja se distanció, aunque no se divorciaron hasta 1961. El tercer matrimonio de Marilyn fue su tercer fracaso personal. 

  • El príncipe y la corista, de Lawrence Olivier (The Prince and the Showgirl, 1957)


Salas del Museo Marilyn Monroe de Sant Cugat del Vallés (Catalunya)
El único museo monográfico dedicado a la actriz 

Marilyn se enfrentaba ahora a sus inseguridades; a un matrimonio que ya no funcionaba;, a unos estudios cada vez más reticentes a contratarla, a pesar de su inmensa popularidad. Todo esto se tradujo en nuevas depresiones y nuevas estancias en sanatorios.  Y entonces aparecieron dos peligrosas adicciones: el alcohol y los barbitúricos.

  • Con faldas y a lo loco de Billy Wilder (Some like it hot, 1959)
  • El multimillonario de George Cukor (Let´s make love, 1960)


En esta última película trabajó con el actor francés Yves Montand. Durante el rodaje, Monroe y Montand tuvieron un romance poco duradero. Marilyn se enamoró del actor, pero para Montand no era más que una aventura. Una vez más, la mujer más deseada del mundo tenía dificultades para conservar un amor.
  • Vidas rebeldes de John Houston (The Misfits, 1961) 
En esta última película, sobre un guión de Arthur Miller, que todavía era su marido. Tal vez fue el mejor regalo de Miller, de quien se divorciaría poco después, justo antes del estreno de la película. 



Eva al desnudo (1950): 





Marilyn Monroe  The Last Goddess





Marilyn Monroe "La tentación vive arriba"